domingo, 20 de abril de 2008

paisaje 13




(a un lado y otro lado de la arena: mdp; hoy a las 5.45 de la tarde)

jueves, 17 de abril de 2008

Biblioteca: Jorge Eduardo Eielson (5)

Cosas que Eielson dijo sobre PTYX:

"Mi habitación tenía una ventana desde la que veía un jardín muy tranquilo, muy bello, que era casi el mismo que yo había visto cuando vivía en la otra casa. El olor de las habitaciones cerradas era el mismo. Los ruidos los mismos. Todo era igual. La situación se recreó de tal manera que (...) salté de la cama y me puse a escribir casi como si me dictaran; ese texto se llama Ptyx".

"Se trata de una suerte de regressus ad uterum, porque vuelvo a lo que era antes, a lo que he sido, a lo que quería ser y no fue, pero al mismo tiempo es un retorno pasajero, justamente, como un regressus ad uterum, que se cumple estando, al mismo tiempo, distante de todo eso, distante en el tiempo y en el espacio. El texto es un laberinto que, tratando de conducirme a la salida, a la luz, no me conduce a ninguna parte. Pero en ese recorrido, renazco, no sólo literariamente, no sólo figuradamente, sino a la verdadera vida; es una resurrección que se realiza con ayuda de la escritura. Después de veinte años de inactividad literaria, con esporádicas recaídas (sólo un par de poemas en todo ese período), ese texto es para mí un objeto extraño, incluso formalmente, que había estado incubando sin que me diera cuenta".

"La casa es para mí todo esto: un lugar de aislamiento, circundado de puertas y ventanas, un lugar que me protege, como el útero materno, pero que me aprisiona y me separa de los demás. Mi horror visceral a la muchedumbre es parte de esta sintomatología. Por otra parte, el dolor causado por la pérdida de contacto con el mundo externo, paradójicamente, me acerca cada vez más a mis semejantes, que así logro percibir como individuos, como seres humanos, y no como una cifra, una muchedumbre, una masa. La única muchedumbre que, imperiosamente, me obliga a salir al exterior es el cielo estrellado".

Ver http://chanove.rupture.net/ptyx.htm. Allí también se encuentra (en notas) el “Soneto en ix” de Mallarmé de donde está tomado el término que da título al libro de Eielson y su traducción, hecha por Octavio Paz.

Dos entrevistas a Jorge Eduardo Eielson: http://chanove.rupture.net/entreiel.htm; http://eielson.perucultural.org.pe/signo.htm.

martes, 15 de abril de 2008

Biblioteca Jorge Eduardo Eielson (4)




PYTX


XL
Los cascabeles Áureos del Payaso
Nos hacían llorar a gritos
Y el Chorro de Agua Fría
Nos llenaba de Alegría
A todo eso y a muchas otras cosas
Lo llamábamos Melancolía



XLI
Usábamos objetos indescriptibles
Que sin embargo nos eran familiares
Como por ejemplo una Pava de Agua Hirviendo
En forma de Elefante Hindú
Que más bien parecía un Cisne de Porcelana China
O una Pipa Holandesa
En forma de Velero Español



XLII
Éramos iguales a todo el mundo
Pero todo el mundo no era igual a Nosotros



XLIII
La desesperación nos llenaba de Espuma
Y nos lanzaba el Uno contra el Otro
Con el Falo de Cristal erguido
Como una Espada



XLIV
Esa misma Noche
El Mayordomo recogía nuestro Semen
En una Cucharita de Oro
Y lo arrojaba a las Estrellas



XLV
El Nudo de Materia Escarlata de deshizo
La Medianoche del 23 de Junio de 1949
Sin que Nadie lo hubiera tocado
El Mayordomo me mostró las Cuerdas sin vida
Que ahora parecían frágiles tripas de Murciélago



XLVI
Fue siguiendo una de esas Cuerdas
Perdida entre el Corredor y la Sala de Baño
Que penetré en la Habitación Vacía



XLVII
La Habitación era idéntica al Comedor
Hasta en sus mínimos detalles
La misma Alfombra de Flores Marchitas
La misma Botella de Vino Vacía
Sobre la misma Mesa cubierta de Polvo
Y Restos de Comida



XLVIII
El Mayordomo era el único
Que entraba y salía de la misma
Sin abrir ni cerrar ninguna Puerta
Muchas veces le había preguntado ¿qué hay allí?
Sin obtener respuesta



XLIX
Las Cuerdas prosiguieron
Dibujando una suerte de Espiral Sangrienta
Alrededor de la Mesa
Y desaparecieron por el Hueco de la cerradura

Muy cerca de mí escuché la voz del Mayordomo
¿Para qué ha venido?
¿Ve usted que no hay nada?



1ª Puerta: Gran Salón
2ª Puerta: Sala de Baño
3ª Puerta: Comedor
4ª Puerta: Cocina
5ª Puerta: Habitación del Músico
6ª Puerta: Habitación del Payaso
7ª Puerta: Habitación Vacía


(Jorge Eduardo Eielson, PYTX, París, 1980)

El texto completo fue tomado de Poesía escrita, Bogotá, Grupo editorial Norma, Colección Poesía, 1998. Edición de Marta L. Canfield

lunes, 14 de abril de 2008

Biblioteca Jorge Eduardo Eielson (3)




PTYX



XXII
El Arco Iris brillaba en nuestros Labios Fogosos
Detrás de las Cortinas y las Puertas
Acompañados por la música de Bach y el Olor a Esperma



XXIII
Todas las Noches
Entrabas y salías por las Ventanas
Sin que nadie pudiera verte
Pero entre la Noche la Nada y tu Lecho Vacío
Tu Cuerpo dejaba Gotas de Sangre Caliente
Que nunca más se borraban



XXIV
Era imposible considerar tu Cuerpo semejante a mi Cuerpo
Pero
Era imposible considerar mi Cuerpo diferente a tu Cuerpo



XXV
El Músico Negro dijo que una vez te sorprendió
Un instante antes de que desaparecieras en la Habitación Vacía
Y que por debajo de la Puerta había visto un Líquido Irisado
Como Lava o espuma de Jabón



XXVI
El mismo Músico
Descubrió tu Secreto en un rincón del Armario
Bajo un Montón de Ropa Sucia
Yacía el Maldito Huevo
De tus Apariciones y Desapariciones



XXVII
Por esta razón
Nadie jamás te había dado un instante de Ternura
Nadie jamás había puesto en tus manos
Un solo Pedazo de Pan
Sólo el Mayordomo recogía tus Augustas Heces
Y las devoraba con euforia



XXVIII
Fue por entonces
Gracias el Hijo del Pescador cuya inocencia y cuyo vigor
Vencieron a la serpiente de Piel Tornasolada
Que finalmente encontré la Llave



XIX
Los misteriosos deseos del Hijo del Pescador
Me tuvieron ocupado toda la Noche
El Querubín abandonó la Casa bien entrada el Alba
Con los Ojos y los Labios encendidos



XXX
Obtenida la Llave
Me dispuse a abrir la habitación Vacía
Pero algo me lo impedía siempre
El Vuelo de una Gaviota
La Caída de un Guijarro
O un simple Estornudo
Que atraía la atención del Mayordomo



XXXI
Además un Nudo de Materia Escarlata
Me cerraba el paso a cada instante
Varias veces traté de deshacerlo
Pero el Mayordomo me detuvo
Diciéndome que el Nudo
Desaparecería en cualquier momento
Y que era inútil forzarlo


XXXII
Mientras tanto
Vivíamos simplemente
Jugábamos simplemente
Dormíamos simplemente



XXXIII
Cada vez que el Sol surgía
Lanzábamos al aire pedacitos de Periódicos
Estampillas Cartas de Amor serpentinas
Papel Higiénico
Kleenex



XXXIV
Éramos tan diferentes y necesarios el Uno al Otro
Como el Tenedor y el Cuchillo en una Mesa Servida



XXXV
Nunca orinábamos en el w. c.
Sino contra las paredes del Corredor Frío y Oscuro
Formando un Zócalo Transparente que recorría la Casa
De un extremo a otro



XXXVI
Arañas y Cucarachas eran nuestras Hermanas
Queridas
El olor a humedad nuestra única Colonia
Saludábamos con cariño la Polilla y el Polvo
No frecuentábamos Rata alguna



XXXVII
Nos gustaban los Bizcochos
Las Sábanas Blancas
Juan Sebastián Bach
Y los Helechos


XXXVIII
Llorábamos por Cualquier Cosa
Cantábamos Cualquier Cosa
Hacíamos Cualquier Cosa
Amábamos Cualquier Cosa



XXXIX
No teníamos Automóvil
Televisor ni Paraguas
Y cuando llovía
Llovía solamente


(Jorge Eduardo Eielson, PTYX, 1980)

domingo, 13 de abril de 2008

Biblioteca Jorge Eduardo Eielson (2)







PTYX

XI
Si bien era necesario mucho cuidado y mucho coraje
Para atravesar el Corredor Frío y Oscuro
Éste no era el único lugar temible de la Casa
En una esquina del Gran Salón dormía
La Serpiente de Piel Tornasolada
Atada por Mil Cuerdas Áureas y Pesadas


XII
El fulgor de la Estrella Lejana
Llenaba el aire de Infinita Ternura
Y entre el Desfile Triunfal de las Hormigas
La Basura y la Leche Derramada
La tristeza del Payaso
Parecía de Papel


XIII
Los pesares de Ray Mundo
Se convirtieron poco a poco en una Nueva Lengua
Profería Palabras sin ton ni son
Que nos llenaban de Asombro
Pero entre su Verbo Puro como la Noche
Y su Sexo Tenebroso
Había un Silencio sin nombre
Que nada podía colmar


XIV
El Mayordomo decía que Ray Mundo significaba
Rayo sobre el Mundo
Ceniza
Destrucción
Fin del Mundo
Pero Nosotros nunca le creímos



XV
La Risa Clara del Payaso
Despedazó nuestra Costumbre
Y el Mundo nos pareció fresco e intacto
Como acabado de hacer

Desde entonces
Nunca más nos ocultamos
Para acariciarnos soñar o defecar


XVI
Las Cuerdas llegaron
Al fondo del Corredor Frío y Oscuro
Después de atravesar el Gran Salón
Y teñirse de Rojo escarlata

En la intersección creada por el Corredor
Y la Sala de Baño
Otro Campo de Fuerza surgió de inmediato



XVII
Fue allí que colocamos
Nuestro Lecho de Plumas del Paraíso
Con la Cabecera hacia el Amanecer
Y descubrimos la Fastuosa Unidad de la Materia
En una sola Noche de Amor Indecible



XVIII
¿Recuerdas mi Juventud en el Espejo del Baño
Como yo recuerdo la tuya corriendo sobre la Arena Caliente
Cubierta tan sólo por tu Alegría?



XIX
Varias veces me diste la Pasta de Dientes
Con los Dientes
Y nos bañamos juntos en la misma Agua Fría
Con nuestras Largas Piernas de Adolescentes Turbulentos
y Muertos de Hambre

Hasta que alguien nos descubrió por el Hueco de la Cerradura
Y no cesó de espiarnos



XX
Para confundir la rabia del Gran Ojo
El Payaso rodó los Muebles del Salón a la Cocina
Y los del Comedor al Jardín
Desvencijó las Ventanas y cambió de lugar las Puertas
Por ejemplo la tercera Puerta (Comedor)
Fue rodada hasta la Séptima Puerta (Habitación Vacía)
Y en su lugar instaló la Segunda Puerta (Sala de Baño)
Con el espejo cubierto por una densa Nube


XXI
Siempre con la ayuda de Ray Mundo nos
Acostumbramos
A hinchar la Saliva
Y hacer Globos de Palabras Vacías
Que generalmente terminaban en un Chasquido o
Un Beso


(Jorge Eduardo Eielson, PTYX, 1980)

sábado, 12 de abril de 2008

Biblioteca Jorge Eduardo Eielson



PTYX

I
Un Domingo en la mañana la Señora se despertó
Hundida en un Mar de Reflejos
El mayordomo acudió con un Soberbio Imán
Y se los extrajo del Cabello y la Piel Cansada
Durante todo el día lo vimos pasar
Con deslumbrantes palanganas
De Alfileres y Agujas Plateadas
Que tranquilamente arrojaba en el w. c.

II
Otras veces
El Señor se debatía sobre la Cama Revuelta
Llamando a los gritos a la Tierra y el Cielo
El Mayordomo lo conducía entonces al pie del Mar
Donde escuchaba el Canto Azul de los Delfines y la Espuma

Por ésta y otras razones
No sólo el Señor y la Señora
Sino todos los Muebles y las Puertas de la Casa
Tenían Ruedas


III
Nunca pudimos distinguir entre el Señor y la Señora
Ni estuvimos seguros que fueran iguales a Nosotros
Tal vez la única diferencia entre Nosotros y Ellos
Era el Mar


IV
Según la Señora
El Espejo del Baño era el culpable
De su ruina y su vejez
Él le había quitado la Paz Rosada del Amanecer
Y el Misterio del Cielo Estrellado
Obligándola a vivir de Carne y Hueso
Hasta el Día del Sacrificio


V
La Ceremonia tuvo lugar a Medianoche
Las Ventanas Abiertas que daban a la Primavera
La ceniza el Caracol en la Credencia
El Salón sin Nadie
La Escalera de Humo que llegaba a las Estrellas
Todo estaba listo
Cuando las Tijeras se hundieron en su Cuello
La Señora lanzó un aullido que estremeció a los Vecinos
E hizo estallar sin remedio
Las Siete Bombillas Eléctricas del Barrio


VI
La Cámara Ardiente fue dispuesta en el Salón
De manera que cuando el Músico Negro
Tocaba Jazz en el Piano de Cola
Los Zapatos de la señora
Vestida de Frac y Cilindro
Parecían moverse alegremente como en una Fiesta
O un Film de Fred Astaire


VII
En el día del Funeral hicimos el Amor como nunca
Apenas escuchamos el rumor de la Carroza
Conducida por un Pájaro Negro
Mientras yo deslizaba una Mano Caliente
Entre sus Nalgas Frías
Hasta coger el Fruto Rosado y Palpitante


VIII
A la mañana siguiente
El Mayordomo barrió la Sombra volcada
Entre la Sala de Baño y la Cocina
(Que resultó ser la del Señor)
Y luego con gran esmero quemó Zapatos
Vestidos Periódicos Viejos
Fotografías Amarillas y demás Objetos Perdidos
Bajo la Cama Revuelta


IX
Ya sin la ayuda del Señor y la Señora
Y puesto que Alguien nos había prohibido amarnos
Nos pasábamos los días eludiendo la presencia del Mayordomo
Sólo Ray Mundo el Payaso nos protegía día y noche
Cuando no empujaba la Pelota Azul Ultramar
Por el Corredor Frío y Oscuro


X
La Pelota disminuía de volumen al Atardecer
Emitiendo un silbido penetrante
Mientras un fuerte Olor a salmuera invadía la Casa
El Payaso se tendía en el Suelo y dejaba que la Pelota
Pasara sobre su cuerpo sin maltratarlo
Sólo entonces la criatura Azul Ultramar
Recobraba su brillantez y su tamaño
Y el Olor a Salmuera desaparecía como por encanto



(Jorge Eduardo Eielson,PTYX, París, 1980)



Jorge Eduardo Eielson (Lima, 1924- Milán 2006)Escritor y artista plástico. Publicó Reinos (1944), libro con el que obtuvo a los 21 años en Premio Nacional de Poesía de Perú, Antígona (1945),Tema y variaciones (1950), Habitación en Roma (1958),Canción y muerte de Rolando (1959), mutatis mutando (1967), Noche oscura del cuerpo (1959), Ceremonia solitaria (1967), Pytx (1980), Sin título (2000), Celebración (2001). Bajo el título Poesía escrita se han publicado sus poemas reunidos, en varias oportunidades ; sus novelas más conocidas son El cuerpo de Giulia-no (1971) y Primera muerte de María (1988).