lunes, 1 de septiembre de 2008

paisaje 15





Primero vio caer
entre un griterío
de urracas, una bola
de plumas y hojas.
Después, alumbrado
por un relámpago,
como manchitas blancas
en esa papilla de barro,
pomelos y naranjas.
Y cuando quiso acordarse
corría bajo la piedra
-¡metéle, Francisco,
apuráte!-, que podaba
el rosal para el que habías
esperado los días lindos
de la primavera,
el limonero, las calas
y violetas, una belleza,
la enredadera, todo,
todo: ¡apuráte,dale!
Y enloquecían las vacas,
pateadas por esa picana,
y los terrenos se perdían
detrás de la cortina
de agua.

BBB-Ya va´volver
cuando tenga hambre,
oh sí, seguro va´volver.
BBB-La carne, mirá
mirá, una picardía...
BBB-Lo habrá agarrado
el agua por la casa vieja:
si siempre sabe andar
por ahí. O asustado
por los truenos estará
al reparo del molino
o bajo la camioneta,
escondido.
BBB-Seguro: lo agarró
el agua en la casa vieja.


****


El silbido del cachilo,
cuando aclaraba,
le avisó que quería
componer, aunque
el agua, sembrada
de violetas y calas,
apenas si bajaba
por la zanja natural
de la quinta; apenas...
Y la tormenta, minga,
no se iba.

Al salir de la casa,
adivinó la desgracia.
Parado en un poste
esquinero, el carancho
se limpiaba las plumas,
empachado.


(Osvaldo Aguirre, El General, Mar del Plata, Editorial Melusina, 2000).

1 comentario:

Anónimo dijo...

No es porque lo haya hecho yo, pero ese libro está más bueno que comer poyo con la mano. Poné la parte de los nombres, poné. Fuera de joda, y a pesar de tantos libros, "El general" es uno de esos a los que vale la pena, siempre, volver.